f. o m. Acumulación de líquido cefalorraquídeo en la cavidad endocraneal, lo que puede provocar un aumento de volumen del cráneo.
Hay una hidrocefalia interna y una externa. La hidrocefalia interna ocurre cuando se obturan el acueducto' de Silvia o el agujero de Monro (que comunica el 111 ventrículo cerebral y los ventrículos laterales), y el líquido cefalorraquídeo, incapaz de circular, se acumula en los ventrículos laterales y en el medio, que se distienden. En la hidrocefalia externa, el líquido se acumula en el espacio subaracnoideo, con aplastamiento de la corteza nerviosa subyacente. Por otra parte, la hidrocefalia congénita puede ser consecutiva a una sífilis hereditaria o a otros procesos, generalmente inflamatorios, ocurridos durante la vida intrauterina; entre sus causas se encuentran todas las responsables de las encefalopatías infantiles. La hidrocefalia adquirida aparece en las meningitis infantiles, sobre todo en la cerebrospinal; además, es un fenómeno constante en la toxoplasmosis (infección por un tipo de protozoo). La deformación de la hidrocefalia es, en los casos típicos, característica por el enorme abombamiento, no sólo de la frente, sino de la totalidad del cráneo, con separación de las suturas y prolongada persistencia de la fontanela, y por la clásica cara triangular, con hundimiento de los ojos bajo la visera de las órbitas. La piel, distendida, muestra grandes venas dilatadas. Si la hidrocefalia es muy intensa, suele producirse la compresión de los nervios, lo que da lugar a la atrofia del nervio óptico o a oftalmoplejías (parálisis de los músculos del ojo); también puede producir convulsiones, debilidad muscular, paraplejía y gran retraso mental. En los casos menos pronunciados, la dilatación de la cabeza es discreta, advirtiéndose tan sólo en la frente (frente olímpica o dilatada); los demás trastornos no existen y la inteligencia no resulta afectada. El tratamiento es esencialmente quirúrgico, ya menudo consiste en el establecimiento de una comunicación mediante la colocación de una válvula que permita el flujo en una única dirección, entre una cavidad ventricular y una vena yugular, con el objeto de facilitar la descarga del líquido. La precocidad del diagnóstico influye grandemente en el éxito del tratamiento.